"Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Solo cabe progresar cuando se piensa en grande". José Ortega y Gasset
Esta semana y la que viene estamos revisando nuestra motivación... o siendo más concretos la desmotivación que nos abruma y las causas que la condicionan o mantienen. Como me es difícil expresar lo que cada uno de nosotros ha transmitido en la reunión y siempre estaría incompleto y fuera del contexto de la conversación. Prefiero hacer copia de una entrada en el Blog de SobreviviRRHHé! titulada 5 herramientas de motivación laboral. En ella se plantean cinco herramientas:
- El dinero: Obtenerlo es el principal motivo por el que cualquier persona trabaja. Con él no sólo cubrimos nuestras necesidades de consumo, sino también la “necesidad de estatus”. Por ello, para que el dinero sea motivador, el trabajador ha de percibir que la empresa es consciente de su esfuerzo en el trabajo, que este se le reconoce y, por tanto, se le paga más.
- El buen trato laboral: Parece una tontería pero no lo es en absoluto. Cuando los trabajadores desarrollan su trabajo en un clima laboral favorable, comunicativo y que potencia las relaciones humanas, estos se sienten más integrados con la empresa, son más felices y, por tanto, tienen mejor productividad.
- Las expectativas de futuro: Son esenciales para motivar a los empleados. Cuando el trabajador es consciente de que tiene posibilidades de mejorar y de ascender en su puesto de trabajo, sus esfuerzos y su motivación son mayores, ya que sabe que estos pueden tener algún tipo de repercusión profesional que mejore su posición en la empresa.
- El reconocimiento del trabajo: No somos máquinas, sino personas, y como tales tenemos sentimientos. Por ello, las empresas han de tener en cuenta el esfuerzo que hace cada persona en su puesto de trabajo, independientemente de la posición que ocupe, y es necesario recompensarlo de alguna manera.
- Colaboración en el trabajo: Es importante hacer que los trabajadores sean partícipes de los problemas de la empresa, se deben otorgar tareas de responsabilidad y delegar funciones. De esta forma, se sienten parte de la organización y son conscientes de que sus actuaciones son importantes y necesarias para el funcionamiento de esta.
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