RECOMENDACIONES ‘NO HACER’ FARMACOLÓGICAS INCORPORADAS EN MPRE (nº 36)
CARDIOVASCULAR
- No usar ácido acetilsalicílico como prevención primaria en personas sin enfermedad cardiovascular: en personas sin enfermedad cardiovascular previa, el beneficio en la eventual reducción de eventos vasculares no se ve compensado por el aumento del riesgo de hemorragias gastrointestinales y otras complicaciones hemorrágicas. (SEMI, 2013).
- No utilizar glitazonas en pacientes diabéticos con insuficiencia cardiaca: en pacientes diabéticos con insuficiencia cardíaca pueden causar retención hídrica y edemas, lo que aumenta el riesgo de descompensación cardíaca y hospitalización. (SEEN, 2013).
DOLOR
- No prescribir opiáceos en dolor lumbar discapacitante agudo antes de evaluar y de considerar otras alternativas: su eficacia es limitada y su uso precoz se asocia a un mayor riesgo de dependencia, efectos adversos y cronificación del dolor. (SECOT, 2016).
SALUD MENTAL
- No usar benzodiacepinas para el tratamiento del insomnio, la agitación o el delirio en personas de edad avanzada: ya que aumentan el riesgo de caídas, deterioro cognitivo, tolerancia, dependencia y efectos adversos sin aportar beneficios significativos. (SEMI, 2013).
- No prescribir benzodiacepinas en población adolescente de 10 a 21 años ante problemas de ansiedad o insomnio, exceptuando los problemas neurológicos o psiquiátricos graves: en adolescentes, las benzodiacepinas presentan potencial de dependencia, riesgo de abuso y afectación del rendimiento académico y funcional. Además, pueden agravar síntomas emocionales, interferir en el desarrollo neuropsicológico y no abordan la etiología habitual de la ansiedad o el insomnio en esta etapa (SEMFyC, 2023).
- No utilizar antipsicóticos para el tratamiento del Trastorno de Ansiedad Generalizada en Atención Primaria: no han demostrado eficacia en este trastorno y conllevan un riesgo elevado de efectos adversos metabólicos, neurológicos y cardiovasculares. (SEP, 2016).
- No prescribir antihistamínicos para el tratamiento del trastorno de pánico: no son eficaces para controlar los síntomas ni prevenir las crisis, y pueden producir sedación y otros efectos adversos innecesarios. (SEP, 2016).
- No utilizar ácido valproico para el tratamiento del trastorno bipolar en mujeres en edad fértil: debido a su elevado riesgo teratogénico y de alteraciones del desarrollo neurológico en el feto, así como a la disponibilidad de alternativas terapéuticas más seguras. (SEPSM, 2023).
PROA
- No está indicado el cribado ni el tratamiento de la bacteriuria asintomática, incluyendo pacientes con sondaje vesical, salvo en el embarazo o en procedimientos quirúrgicos urológicos: en estos casos no reduce complicaciones y el tratamiento innecesario favorece resistencias y efectos adversos. (SEMI, 2013).
- No prescribir antibióticos en la faringoamigdalitis, salvo que exista una alta sospecha de etiología estreptocócica y/o que el resultado del Strep A sea positivo: en la mayoría de los casos la etiología es vírica y el uso innecesario de antibióticos aumenta el riesgo de resistencias bacterianas y efectos adversos. (SEMFyC, SEMG, SEMERGEN, 2013).
PEDIATRÍA
- No se recomienda pautar metoclopramida en menores de 1 año ni domperidona en menores de 12 años para el tratamiento de las náuseas y los vómitos. Además, en población de 1 a 18 años, no se recomienda pautar metoclopramida para el tratamiento de las náuseas y los vómitos excepto como segunda línea de tratamiento en contexto de quimioterapia o postcirugía: el riesgo de efectos adversos neurológicos y cardíacos es elevado en menores, por lo que su uso solo se justifica en contextos específicos y/o cuando las medidas generales (reposo digestivo tras la émesis, rehidratación mediante prueba de tolerancia oral, inicio de alimentación precoz no restrictiva) no han resultado efectivas (AAPAP, 2024).
SALUD DE LA MUJER
- No utilizar la terapia hormonal (estrógenos o estrógenos con progestágenos) con el objetivo de prevenir la enfermedad vascular en mujeres posmenopáusicas: la terapia hormonal sustitutiva no debe utilizarse para prevenir la enfermedad vascular en mujeres posmenopáusicas de forma sistemática, puesto que la evidencia demuestra que puede aumentar el riesgo de eventos tromboembólicos, ictus y cáncer de mama. (SEMFyC, SEMG, SEMERGEN, 2013).
NEUMOLOGÍA
- No tratar el asma bronquial con broncodilatadores de vida media/larga sin corticoides inhalados: aumenta el riesgo de exacerbaciones graves y mortalidad, al no controlar la inflamación subyacente de la vía aérea. (SEAIC, 2014).
NEUROLOGÍA
- No usar fármacos con potenciales efectos secundarios extrapiramidales (antieméticos, antivertiginosos, procinéticos) en pacientes con enfermedad de Parkinson: pueden empeorar los síntomas motores y agravar la progresión del trastorno. (SEN, 2013).
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